Escuchar a Dios
“Bienaventurado el hombre que me escucha, velando a mis puertas cada día, aguardando a los postes de mis puertas.”
(Proverbios 8:34, RVR1960)
La Biblia no solo nos invita a orar y alabar a Dios, sino también a escucharle. En nuestro tiempo devocional diario, exaltamos el nombre del Señor, le cantamos, le adoramos, pero tan importante como hablarle es aprender a guardar silencio y escuchar su voz.
Escuchar a Dios es una disciplina espiritual que requiere detenernos, meditar en Su Palabra y hacer un espacio en nuestro corazón para oír su dirección. Así como dice el Salmo:
“Guarda silencio ante Jehová, y espera en él…” (Salmo 37:7).
Y también:
“Estad quietos, y conoced que yo soy Dios.” (Salmo 46:10).
Cuando hacemos silencio delante de Dios, le damos oportunidad de guiarnos, corregirnos y fortalecernos. En la quietud, Su voz se hace clara y Su voluntad se revela a nuestro corazón. Seremos verdaderamente bienaventurados si cada día buscamos no solo hablar con Dios, sino también escucharle y obedecerle.
Hoy, que tu tiempo devocional incluya un momento para adorar, un momento para orar y un momento para escuchar. Porque solo así conoceremos la voluntad de Dios y experimentaremos su paz.
Dios sigue hablando. Hoy, haz una pausa… y escúchal