1. El ayuno nos acerca a Dios: En Mateo 6:16-18, Jesús nos enseña sobre la importancia de ayunar de manera secreta, sin ostentación, para que sea una práctica entre nosotros y Dios. El ayuno nos ayuda a enfocarnos en nuestra relación con Dios y a buscar su voluntad y su presencia en nuestras vidas.

2. El ayuno nos ayuda a vencer la tentación: En Mateo 4:1-11, Jesús ayunó durante 40 días antes de ser tentado por el diablo en el desierto. El ayuno nos fortalece espiritualmente y nos ayuda a resistir las tentaciones que se nos presentan en la vida. Además, nos ayuda a depender más de Dios y menos de nuestras propias fuerzas.

3. El ayuno nos humilla y nos hace más sensibles a la voz de Dios: En Joel 2:12-13, Dios llama al pueblo de Israel a ayunar y arrepentirse de sus pecados. El ayuno nos humilla y nos hace reconocer nuestra dependencia de Dios y nuestra necesidad de su perdón. También nos ayuda a estar más sensibles a la voz de Dios y a recibir su dirección y guía en nuestra vida.

En resumen, el ayuno es una disciplina espiritual que nos ayuda a acercarnos a Dios, a vencer la tentación y a ser más sensibles a su voz. Es una forma de fortalecer nuestra relación con Dios y de crecer en nuestra vida espiritual. Sigamos el ejemplo de Jesús y pongamos en práctica el ayuno como una forma de disciplina espiritual en nuestras vidas.

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