ChatGPT, la inteligencia artificial y la Biblia: un breve análisis teológico.
Texto: “Pero tú, Daniel, cierra las palabras y sella el libro hasta el tiempo del fin. Muchos correrán de aquí para allá, y la ciencia se aumentará.” (Daniel 12:4, Reina Valera 1960)
Introducción: En nuestra era digital, nos encontramos ante la cúspide de la inteligencia artificial (IA), una herramienta asombrosa que sus desarrolladores promete, traerá, transformaciones innumerables a diferentes aspectos de la vida humana. Desde medicina hasta comunicaciones y ciencia, ChatGPT y otras IA han desplegado sus alas, llevándonos hacia un futuro lleno de posibilidades y mejoras en nuestra calidad de vida.
Dios, el Creador de todo lo existente, nos ha brindado una porcion de Su infinita creatividad al ser creados a Su imagen y semejanza (Génesis 1:26-27). La inteligencia artificial es una prueba viviente de esta capacidad creativa otorgada al ser humano. Como dice Smith (2020) “El hombre, siendo el reflejo de la divinidad, participa en la obra creativa de Dios mediante sus innovaciones y descubrimientos.” (Smith, J. 2020. Tecnología y teología: un diálogo interdisciplinario. p.32).
Las entidades de inteligencia artificial como ChatGPT no son intrínsecamente buenas ni malas. Son el fruto de la semilla de la inteligencia divina sembrada en la humanidad y del desarrollo tecnológico y científico logrado por los seres humanos. Estas herramientas, lejos de ser juzgadas por su naturaleza, deben ser vistas como habilidades autónomas que, empleadas correctamente, pueden beneficiar a todos.
“Mira, yo he puesto delante de ti hoy la vida y el bien, la muerte y el mal; en que te mando hoy que ames Al Señor tu Dios, que andes en sus caminos, y guardes sus mandamientos, sus estatutos y sus decretos, para que vivas y seas multiplicado, y El Señor tu Dios te bendiga en la tierra.” (Deuteronomio 30:15-16, Reina Valera 1960)
Este pasaje bíblico respalda la idea de que las entidades de inteligencia artificial, como ChatGPT, no son intrínsecamente buenas ni malas. Dios ha puesto delante de nosotros opciones y nos ha dado la libertad de elegir entre el bien y el mal. La responsabilidad recae en cómo los seres humanos deciden emplear estas herramientas tecnológicas y en la medida en que sigan los caminos y mandamientos divinos. Si se utilizan correctamente, estas herramientas pueden traer salud, bienestar y bendiciones a la humanidad.
“La ciencia y la tecnología son herramientas neutrales cuyo valor reside en las intenciones y acciones de quienes las utilizan, pudiendo ser empleadas tanto para el bien como para el mal.” (Martínez, L. 2018. Fe y razón en el siglo XXI: Una perspectiva cristiana sobre la ciencia y la tecnología. p.95).
La comunidad cristiana debe evitar rechazar lo desconocido. Si bien es cierto que la naturaleza caída y pecadora del ser humano puede tentar al uso indebido de la IA, también debemos confiar en Dios y en la bondad que habita en el corazón de la mayoría de las personas. La búsqueda del bienestar y la prosperidad del prójimo es el anhelo de muchos en este mundo.
La confianza en la IA, como ChatGPT y otros como los vehículos autónomos y demás tecnologías, podría ser ganada en el futuro. Solo el tiempo dirá. No obstante, sus aplicaciones en medicina, industria y ciencia poseen un inmenso potencial para ser desarrolladas exponencialmente y marcar una diferencia en la vida de las personas. Y en la productividad económica.
“Y enseñaron a todos los sabios de corazón, a quienes el Señor había dado sabiduría y entendimiento, para que supiesen hacer toda obra de arte para el servicio del santuario, conforme a todo lo que el Señor había mandado.” (Éxodo 36:1-2, Reina Valera 1960)
Este pasaje bíblico destaca la creatividad y habilidades artísticas de los seres humanos, quienes fueron dotados por Dios con sabiduría y entendimiento. El versículo ilustra cómo los individuos hábiles en el arte de trabajar metales y otros oficios, utilizaron sus talentos para contribuir al servicio del santuario, de acuerdo con el mandato divino. Esta expresión de creatividad humana es un ejemplo de cómo la sabiduría y los dones otorgados por Dios pueden ser empleados para cumplir con sus propósitos y para el bienestar de la comunidad.
“La relación entre la fe cristiana y la inteligencia artificial puede ser fructífera si ambas partes están dispuestas a aprender la una de la otra, reconociendo que ambas buscan la verdad y el bienestar de la humanidad.” (García, M. 2021. Inteligencia artificial y fe cristiana: un diálogo necesario. p.178).
Conclusión: El mismo Dios que ha permitido al ser humano desarrollar la inteligencia artificial, como ChatGPT de OpenAI, BERT de Google y otros proyectos emergentes, y que actualmente se utilizan en laboratorios médicos y científicos, también nos dará la sabiduría para controlarlos y usarlos en beneficio de todos.
“Si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, quien da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada.” (Santiago 1:5, Reina Valera 1960).
“La sabiduría divina es un regalo que Dios está dispuesto a conceder a aquellos que la buscan con sinceridad y humildad, permitiendo a los creyentes discernir el uso adecuado de las herramientas tecnológicas en su vida cotidiana.” (Ramírez, P. 2019. Sabiduría divina en tiempos de cambios tecnológicos. p.220).
En resumen, la inteligencia artificial, como ChatGPT y otros, puede ser vista como una manifestación de la capacidad creativa heredada de Dios. Si se emplea con sabiduría y responsabilidad, puede generar beneficios significativos para la humanidad en su conjunto. La comunidad cristiana debe abordar estos avances con discernimiento y confianza en Dios, reconociendo el potencial de la IA para mejorar la vida de las personas y construir un mundo mejor.
Es demás mencionar estos dispositivos que ya se usan y utilizan sistemas autónomos o inteligencia artificial:
Asistentes personales virtuales: Siri (Apple), Alexa (Amazon), Google Assistant y Cortana (Microsoft) son ejemplos de asistentes personales que utilizan inteligencia artificial para realizar tareas y responder a preguntas de los usuarios.
Traductores automáticos: Google Translate y DeepL son servicios de traducción basados en inteligencia artificial que permiten traducir texto y voz entre diferentes idiomas en tiempo real.
Sistemas de navegación GPS: Aplicaciones como Google Maps y Waze utilizan algoritmos de inteligencia artificial para optimizar rutas y proporcionar direcciones en tiempo real a los usuarios.
Chatbots: Muchas empresas utilizan chatbots basados en inteligencia artificial para brindar soporte al cliente y responder preguntas comunes.
Drones: Los drones autónomos son utilizados en una variedad de aplicaciones, desde la entrega de paquetes hasta la vigilancia y la fotografía aérea.
Robots de limpieza: Robots aspiradores como Roomba (iRobot) y Roborock utilizan algoritmos de inteligencia artificial para navegar y limpiar de manera eficiente los hogares.
Sistemas de recomendación: Plataformas como Netflix, Amazon y Spotify utilizan inteligencia artificial para analizar las preferencias de los usuarios y proporcionar recomendaciones personalizadas de películas, productos y música.
Vehículos autónomos: Tesla Autopilot y Waymo son ejemplos de sistemas de conducción autónoma que utilizan inteligencia artificial para controlar vehículos sin intervención humana.
Filtros de correo electrónico: Los servicios de correo electrónico como Gmail y Outlook utilizan algoritmos de inteligencia artificial para filtrar correos no deseados y categorizar mensajes automáticamente.
Diagnóstico médico: Herramientas de inteligencia artificial, como IBM Watson y Google DeepMind, están siendo utilizadas en el campo médico para ayudar en el diagnóstico de enfermedades y en la selección de tratamientos adecuados.
Estos dispositivos y servicios son ejemplos de cómo la inteligencia artificial y los sistemas autónomos ya forman parte de nuestra vida diaria, facilitando tareas y brindando comodidad y eficiencia.