1. El Ayuno nos ayuda a humillarnos ante Dios: En Mateo 6:16-18, Jesús enseña sobre el ayuno y nos advierte que no lo hagamos para ser vistos por los hombres, sino como una forma de humillarnos ante Dios. Al abstenernos de alimentos y enfocarnos en la oración y la comunión con Dios, reconocemos nuestra dependencia de Él y nos sometemos a su voluntad.

2. El Ayuno nos ayuda a fortalecer nuestra fe: En Lucas 4:1-2, Jesús ayunó por 40 días antes de comenzar su ministerio. Este ayuno fue una prueba de su fe y confianza en Dios. De la misma manera, cuando ayunamos, demostramos nuestra fe en Dios y nos fortalecemos en ella. Al depender de Él para suplir nuestras necesidades físicas, crecemos en nuestra confianza en Él.

3. El Ayuno nos ayuda a romper ataduras y fortalecer nuestro espíritu: En Isaías 58:6, Dios nos dice que el ayuno que Él escoge es el de soltar las cadenas de injusticia y liberar a los oprimidos. Al ayunar, nos despojamos de las ataduras del mundo y nos enfocamos en la liberación de nuestro espíritu. Además, el ayuno nos ayuda a vencer tentaciones y fortalecer nuestra relación con Dios y nuestra determinación de seguir su voluntad.

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