La fortaleza es una cualidad muy valorada en la sociedad actual, ya que nos permite enfrentar los desafíos y obstáculos que se presentan en nuestra vida. Sin embargo, a menudo nos olvidamos de que la verdadera fortaleza no proviene de nuestra propia fuerza o habilidades, sino de Dios.

En la biblia, encontramos numerosas referencias a la fortaleza que proviene de Dios. Por ejemplo, en Filipenses 4:13 se nos dice: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”. Esto nos recuerda que, con la ayuda de Dios, no hay nada que no podamos superar.

Otra cita bíblica que nos habla de la fortaleza en Dios es Isaías 40:29, que dice: “El da fuerzas al cansado y acrecienta el vigor del que no tiene fuerzas”. Esto nos muestra que, cuando nos sentimos débiles y agotados, Dios nos fortalece y nos da la fuerza necesaria para seguir adelante.

Además, en Salmos 18:2 leemos: “Jehová es mi roca, mi fortaleza y mi libertador; mi Dios, mi fortaleza, en él confiaré; mi escudo y la fuerza de mi salvación, mi alto refugio”. Esta es una hermosa imagen de cómo Dios es nuestra fortaleza en todo momento, un refugio seguro al que podemos acudir en busca de ayuda y protección.

En resumen, la fortaleza verdadera proviene de Dios. Él nos da la fuerza y la valentía que necesitamos para enfrentar los desafíos de la vida. Confía en él y encontrarás la verdadera fortaleza que necesitas para seguir adelante.

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