Según la Biblia, Dios es el único que puede sanar nuestros cuerpos y nuestras almas. En el libro de Salmos 103:3 se nos dice que Él es el que perdona todas nuestras enfermedades y sana todas nuestras dolencias. Además, en Proverbios 4:22 se nos recuerda que sus palabras son vida y medicina para nuestro cuerpo.

En tiempos de enfermedad, es importante buscar la sanidad en Dios a través de la oración y la fe. En el libro de Santiago 5:14-15 se nos insta a orar por los enfermos y creer que Dios los sanará. También se nos dice que si hemos cometido pecados, debemos confesarlos y pedir perdón para ser sanados.

A veces, es fácil caer en la tentación de buscar soluciones rápidas y humanas para nuestras enfermedades, pero debemos recordar que Dios es el único que tiene el poder de sanarnos completamente. En el libro de Éxodo 15:26, Dios se presenta como “el Señor que te sana” y en Isaías 53:5 se nos dice que por sus llagas hemos sido sanados.

No importa cuál sea la enfermedad que enfrentemos, siempre debemos confiar en Dios y buscar su sanidad. Él es el médico divino que puede restaurar nuestro cuerpo y nuestro espíritu. Así que en medio de cualquier situación de enfermedad, recordemos buscar la sanidad en Dios y confiar en su poder para sanarnos.

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