En momentos de enfermedad y dolor, es normal sentirnos desesperados y sin esperanza. Sin embargo, la Biblia nos enseña que Dios es nuestro refugio y fortaleza, en quien podemos encontrar sanidad y consuelo.

En el Salmo 103:3 se nos dice que Dios es quien “perdona todas tus iniquidades, y sana todas tus dolencias”. Esto significa que no solo podemos encontrar sanidad física, sino también espiritual a través de la gracia y el perdón de Dios.

Además, en el libro de Isaías 53:5 se profetiza acerca de Jesús, quien llevaría nuestras enfermedades y dolores en la cruz, siendo herido por nuestras rebeliones y molido por nuestras iniquidades. Es a través de su sacrificio que podemos recibir sanidad y restauración.

En el Nuevo Testamento, vemos registros de innumerables milagros de sanidad realizados por Jesús y sus discípulos. En Mateo 4:23 leemos que Jesús recorría toda Galilea enseñando en las sinagogas, predicando el evangelio y sanando todas las enfermedades y dolencias del pueblo.

Por lo tanto, si estamos enfrentando alguna enfermedad o dolencia, debemos buscar la sanidad en Dios a través de la oración y la fe. Él es el mismo ayer, hoy y siempre, y sigue siendo el Dios que sana y restaura. Confía en su poder y en su amor, y encontrarás la sanidad que necesitas.

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