La búsqueda de la sanidad en Dios es un tema recurrente en la Biblia. En el libro de Salmos 103:2-3, se nos invita a alabar al Señor y a no olvidar ninguno de sus beneficios, entre ellos, el de sanar todas nuestras enfermedades.
En el Nuevo Testamento, en el evangelio de Mateo 4:23, Jesús es descrito como aquel que “sanaba toda enfermedad y toda dolencia entre el pueblo”. Esto demuestra que la sanidad es parte del ministerio de Jesús y que él tiene el poder de sanar tanto física como espiritualmente.
Además, en Santiago 5:14-15 se nos enseña que si alguien está enfermo, debe llamar a los ancianos de la iglesia y ellos orarán por él, y si ha cometido pecados, serán perdonados. Esta es una prueba de que la oración y la fe en Dios pueden traer sanidad a nuestras vidas.
En definitiva, la Biblia nos muestra que Dios es el único que tiene el poder de sanar nuestras enfermedades y dolencias. Por lo tanto, debemos confiar en él y buscar su sanidad en todo momento, sabiendo que él siempre estará dispuesto a escucharnos y a sanarnos según su voluntad.