Dios es nuestro padre celestial, quien nos ama incondicionalmente y nos cuida con su infinita misericordia. Esta verdad está presente en la Biblia, la palabra de Dios, que nos revela su amor y su relación paternal con nosotros.
En el libro de Isaías 64:8, se nos dice: “Y ahora, oh Jehová, tú eres nuestro padre; nosotros somos el barro, y tú nuestro alfarero; y todos nosotros la obra de tus manos”. Esta metáfora nos muestra cómo Dios nos crea, nos moldea y nos forma a su imagen y semejanza, demostrando su cuidado y amor por nosotros.
En el Nuevo Testamento, en la oración que Jesús enseñó a sus discípulos, conocida como el Padre Nuestro, se resalta la paternidad de Dios. En Mateo 6:9, Jesús comienza diciendo: “Padre nuestro que estás en los cielos”. Esta expresión nos muestra la cercanía y la relación íntima que podemos tener con nuestro Padre celestial.
Además, en Juan 3:16 se nos habla del amor inmenso de Dios por nosotros, al darnos a su único hijo Jesús para que muriera por nuestros pecados y nos reconciliara con él. Esto nos demuestra que Dios es un padre amoroso que está dispuesto a sacrificarlo todo por sus hijos.
En momentos difíciles, en los que nos sentimos solos o abandonados, es importante recordar que Dios es nuestro padre y siempre estará a nuestro lado. Como dice en Isaías 41:10: “No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia”.
En resumen, Dios es nuestro padre amoroso y fiel, que nos guía, nos protege y nos ama más allá de cualquier cosa. Debemos confiar en él y buscar su voluntad en nuestras vidas, sabiendo que siempre estará con nosotros y nos dará todo lo que necesitamos.