La fortaleza es una virtud que nos permite enfrentar las dificultades de la vida con coraje y determinación. Sin embargo, muchas veces podemos sentir que nuestras fuerzas se agotan y nos encontramos ante situaciones que parecen imposibles de superar.

En momentos como estos, es importante recordar que nuestra verdadera fortaleza no proviene de nosotros mismos, sino de Dios. En la Biblia encontramos numerosas referencias a la fortaleza que nos da el Señor, como en el Salmo 46:1 que dice “Dios es nuestro refugio y nuestra fortaleza, nuestra ayuda siempre presente en los momentos de angustia”.

Cuando confiamos en Dios y ponemos nuestra vida en sus manos, podemos estar seguros de que Él nos dará la fuerza que necesitamos para afrontar cualquier situación. En Filipenses 4:13, Pablo nos recuerda que “todo lo puedo en Cristo que me fortalece”. Esto significa que no importa cuán difícil sea nuestra situación, con la ayuda de Dios podemos superar cualquier obstáculo.

Además, en 2 Corintios 12:9, Dios nos dice “Mi gracia es suficiente para ti, porque mi poder se perfecciona en la debilidad”. Esto nos muestra que incluso en nuestras debilidades, Dios puede manifestar su poder y fortaleza en nuestras vidas.

Por lo tanto, cuando nos sintamos débiles y sin fuerzas, recordemos que Dios es nuestra verdadera fortaleza. Él nos fortalecerá y nos ayudará a superar cualquier adversidad que se presente en nuestro camino. Confía en Él y deja que su poder te guíe hacia la victoria.

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