Wayne Grudem.

¿Por qué deben los cristianos estudiar teología sistemática? En otras palabras, ¿por
qué debemos tomar parte en el proceso de recoger y resumir las enseñanzas de muchos
pasajes bíblicos individuales sobre temas particulares? ¿Por qué no seguir simplemente le-
yendo la Biblia regularmente todos los días de nuestra vida?

La razón básica. La razón más importante para estudiar la teología sistemática es
que nos capacita para obedecer el mandamiento de Jesús de enseñar a los creyentes a ob-
servar todo lo que él nos mandó: «Por tanto, vayan y hagan discípulos de todas las nacio-
nes, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a
obedecer todo lo que les he mandado a ustedes. Y les aseguro que estaré con ustedes
siempre, hasta el fin del mundo» (Mt 28:19-20).
Enseñar todo lo que Jesús nos mandó quiere decir mucho más que meramente ense-
ñar las palabras que dijo mientras anduvo en la tierra. Lucas implica que el libro de He-
chos contiene la historia de lo que Jesús continuó haciendo y enseñando por medio de los
apóstoles después de su resurrección (note que Hechos 1:1 dice que el Evangelio de Lu-
cas registra «todo lo que Jesús comenzó a hacer y enseñar»). «Todo lo que Jesús mandó»
puede también incluir las Epístolas, puesto que fueron escritas bajo la supervisión del
Espíritu Santo y también se tenían como «mandamiento del Señor» (1Co 14:37; vea
también Jn 14:26; 16:13; 1Ts 4:15; 2P 3:2; Ap 1:1-3). Así que, en un sentido más
amplio, «todo lo que Jesús mandó» incluye todo el Nuevo Testamento.
Es más, cuando consideramos que los escritos del Nuevo Testamento muestran la ab-
soluta confianza que Jesús y los escritores del Nuevo Testamento tenían en la autoridad y
confiabilidad de las Escrituras del Antiguo Testamento como palabras de Dios (vea cap.
2), se hace evidente que no podemos enseñar «todo lo que Jesús mandó» sin incluir
igualmente todo el Antiguo Testamento (entendido como es debido en las varias mane-
ras en que se aplica a la era del nuevo pacto en la historia de la redención).
La tarea de cumplir la Gran Comisión incluye, por consiguiente, no sólo la evangeli-
zación sino también la enseñanza. La tarea de enseñar todo lo que Jesús nos mandó es,
en un sentido más amplio, la tarea de enseñar lo que nos enseña hoy toda la Biblia. Ahí es
donde la teología sistemática se vuelve necesaria: Para enseñarnos efectivamente a noso-
tros y a otros todo lo que la Biblia completa dice, es necesario compilar y preparar un su-
mario de todos los pasajes bíblicos respecto a un tema en particular.
Debido a que nadie tendrá el tiempo para estudiar lo que la Biblia como un todo dice res-
pecto a toda cuestión doctrinal que pudiera surgir, es muy útil tener el beneficio del trabajo
de otros que han estudiado la Biblia y han hallado respuestas a varios temas. Esta obra nos
permite enseñar a otros más efectivamente al dirigirlos a los pasajes más pertinentes y sugerir
un sumario apropiado de las enseñanzas de esos pasajes. Luego, la persona que nos pregunta
puede inspeccionarlos rápidamente por sí misma y aprender mucho más rápidamente qué es
lo que la Biblia enseña sobre un tema en particular. De este modo, la necesidad de la teología
sistemática para enseñar lo que la Biblia dice surge primordialmente debido a que somos
finitos en nuestra memoria y en la cantidad de tiempo de que disponemos.
La razón básica para estudiar la teología sistemática, entonces, es que nos permite en-
señarnos a nosotros mismos y a otros lo que la Biblia como un todo dice, cumpliendo así
la segunda parte de la Gran Comisión.

2. Beneficios para nuestra vida. Aunque la razón básica para estudiar la teología sis-
temática es que es un medio de obediencia al mandamiento de nuestro Señor, hay algu-
nos beneficios específicos adicionales que brotan de tal estudio.


Primero, estudiar teología nos ayuda a superar nuestras ideas erróneas. Debido a que
hay pecado en nuestro corazón, y debido a que tenemos un conocimiento incompleto de
la Biblia, todos nosotros nos resistimos o rehusamos de tiempo en tiempo a aceptar cier-
tas enseñanzas de la Biblia. Por ejemplo, tal vez tengamos solamente una vaga noción de
cierta doctrina, lo que hace más fácil la resistencia, o tal vez sabemos solamente un ver-
sículo sobre un tema y entonces tratamos de descartarlo. Es útil vernos frente al peso to-
tal de la enseñanza de la Biblia sobre ese tema a fin de que podamos ser persuadidos más
fácilmente, incluso contra nuestras inclinaciones equivocadas iniciales.Introducción a la teología sistemática.

Segundo, el estudio de la teología sistemática nos ayuda a tomar mejores decisiones más
adelante sobre nuevas cuestiones de doctrina que pudieran surgir. No podemos saber cuáles
nuevas doctrinales controversiales surgirán en el futuro. Estas nuevas controversias a veces
incluirán cuestiones que nadie ha enfrentado muy cuidadosamente antes. Para responder
apropiadamente a esas cuestiones los cristianos se preguntan: «¿Qué dice la Biblia como un
todo respecto a este tema?»


Sea las que sean las controversias doctrinales en el futuro, los que han aprendido
bien teología sistemática podrán contestar mucho mejor las nuevas preguntas que
surjan. Esto se debe a la gran coherencia de la Biblia; todo lo que la Biblia dice se rela-
ciona de alguna manera a todo lo demás que dice la Biblia. Por eso, la nueva pregunta
se relacionará a mucho de lo que ya se ha aprendido de las Escrituras. Mientras mejor
se haya aprendido el material anterior, más capaces seremos para lidiar con esas
nuevas preguntas.


Este beneficio se extiende incluso más. Enfrentamos problemas al aplicar la Biblia a la
vida en muchos más contextos que los debates doctrinales formales. ¿Qué enseña la Bi-
blia en cuanto a las relaciones entre esposo y esposa? ¿Qué enseña en cuanto a criar a los
hijos? ¿Qué enseña en cuanto a testificar en el trabajo? ¿Qué principios nos da la Biblia
para estudiar psicología, economía o ciencias naturales? ¿De qué manera nos guía en
cuanto a gastar dinero, ahorrarlo o dar el diezmo? La Biblia nos da principios para apli-
carlos a todos los aspectos de nuestra vida, y los que han aprendido bien las enseñanzas
teológicas de la Biblia podrán además tomar decisiones mucho mejores que serán
agradables a Dios en estos aspectos éticos prácticos.


Tercero, el estudio de la teología sistemática nos ayudará a crecer como creyentes. Mien-
tras más sepamos de Dios, de su Palabra y de sus relaciones con el mundo y la humanidad,
más confiaremos en él, más plenamente le alabaremos y más rápidamente le obedeceremos.
Estudiar teología sistemática como es debido nos hará creyentes más maduros. Si no hace-
mos esto, no estaremos estudiándola como Dios quiere.


Por cierto, la Biblia a menudo conecta la sana doctrina con la madurez del creyente.
Pablo habla de «la doctrina que se ciñe a la verdadera religión» (1Ti 6:3), y dice que su
obra como apóstol era que «mediante la fe, los elegidos de Dios [llegaran] a conocer la
verdadera religión» (Tit 1:1). En contraste, indica que toda clase de desobediencia e in-
moralidad «está en contra de la sana doctrina» (1Ti 1:10).

Wayne Grudem. 2005 Editorial Vida. Miami, Florida Publicado en inglés bajo el título: Bible Doctrine
por The Zondervan Corporati

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