¿Himonos y Canciones Divertidas?

Mark walker

Un amigo hace poco me contaba una conversación que tuvo con una hermana de la iglesia donde funge como líder de adoración. Justo antes de iniciar el servicio, vino a preguntarle: “¿Por qué cantamos esos temas divertidos?”. Confundido, él respondió: “¿A qué se refiere con ‘temas divertidos’?” Ella respondió: “Ya sabes, esas canciones graciosas… esas canciones que no son himnos… canciones graciosas”.

Antes de que pudiera responderle, la hermana le dio algunos consejos para la adoración: “¿Por qué no cantamos un himno, seguido por una de esas canciones divertidas…luego un himno y otra de esas canciones divertidas… luego un himno y otra de esas canciones divertidas?”.

Mi amigo, totalmente desconcertado, sencillamente respondió: “Gracias”. Luego siguió hacia el altar y comenzó el servicio. No estoy seguro de si abrió con un himno o “una de esas canciones divertidas”. Los pastores de hoy encaran el gran desafío de dirigir servicios que cubran todos los gustos y estilos. No existe una sola talla.

Sin embargo, las iglesias tienden a tener todas las formas y los tamaños en un solo culto. Para contrarrestar esto, algunos pastores diseñan servicios para una generación o cultura en particular. Otros pastores, sin embargo, crean experiencias de culto multiculturales multigeneracionales. Cada vez son más los que en un fin de semana ofrecen múltiples oportunidades de adoración en uno o más recintos con tal de alcanzar a grupos específicos.

Sin duda, existen muchas maneras de dirigir y diseñar los servicios de adoración, de modo que es difícil escribirles a los pastores sobre mejorar su eficacia. Cada estilo tiene sus matices únicos. No soy un experto; empero, creo que hay algunas cualidades del liderazgo pastoral en la adoración que son necesarias, independientemente del estilo o enfoque.

Sea Un Adorador

Los pastores eficaces, en primer lugar, son adoradores. Ven la adoración como algo más que las incidencias del servicio religioso. Para ellos es un estilo de vida. Sin duda, para que los pastores sean eficaces en la dirección deben involucrarse en la experiencia de la adoración.

Si fueran espectadores desinteresados, la congregación no vería la importancia de la adoración y también se convertiría en espectadora. Si los pastores tratan el culto como un mal necesario que mata el tiempo en lo que llega la predicación, el pueblo hará lo mismo. Si los pastores no demuestran que el culto es sagrado, tampoco lo hará el pueblo.

Pero más allá de esto, la adoración debe ser un estilo de vida para los pastores. Deben dar el ejemplo con su vida de adoración. Me gusta como Mike Pilavachi y Andy Croft definen el culto: la expresión y manifestación de nuestro amor por Dios. A esto se refiere Pablo: “Por lo tanto, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios que presentéis vuestros cuerpos como sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro verdadero culto” (Romanos 12:1). El sacrificio es ofrecer toda nuestra vida en adoración a Dios. En esencia, la respuesta más razonable y natural al amor de Dios es dedicarle nuestra vida.

La adoración que expresamos en la iglesia debe ser una extensión de nuestra vida cotidiana, como lo describe Pablo en Colosenses 3:17: “Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús,dando gracias a Dios Padre por medio de él”. Cuando la adoración es nuestra vida, el servicio fluye con naturalidad y dinamismo.

Siga un formato

Los pastores deben partir de la actitud de “una vida de adoración” en su diseño del servicio semanal. Deben reconocer que la adoración va más allá de la música. La ofrenda, oración, la lectura de las escrituras, predicación, enseñanza, el drama, los medios de comunicación, la ministración en el altar y otros elementos son parte de la adoración.

Las Escrituras utilizan la palabra griega proskuneo, que significa “postrarse para besar”. La idea es una acción que expresa el amor hacia la otra parte. Por ejemplo, los matrimonios expresan su amor con el beso. Sin embargo, es uno de los muchos actos que sirven para expresar el amor. Pero cada acto connota devoción amorosa.

De la misma manera, cada elemento del culto debe ser una expresión de amor hacia Dios. Los pastores ayudan a la iglesia para que entienda que su participación en cada elemento del servicio es una expresión de amor hacia Dios. Los pastores deben organizar cada una de las experiencias del servicio para que lleven al pueblo a expresar su amor por Dios. Cada aspecto es un beso para Dios.

Con esto en mente, el servicio de adoración debe seguir un orden planificado con oración. Los pastores deben sacar tiempo para orar y escuchar a Dios. En esos momentos nace un sermón o una serie de mensajes. Luego deben reunirse con los líderes para diseñar la experiencia de adoración. Compartan con ellos lo que Dios ha revelado para el mensaje y juntos oren para comunicar ese mensaje a través de la música, lectura, las artes creativas, etc.

Un proceso de planificación en la presencia de Dios faculta y equipa a los pastores y líderes para que ayuden a la comunidad a expresarle su amor a Dios y experimentar su presencia de un modo real y transformador.

Siga el flujo

Aunque haya un programa, los pastores deben darle espacio al Espíritu Santo para que obre espontáneamente en la adoración. El formato de un servicio no debe impedir que el Espíritu obre en el servicio. Aun cuando esté programada cada parte del servicio, debe haber flexibilidad para que el Espíritu se mueva en cualquier momento.

Las Escrituras indican que la verdadera adoración es una respuesta e invitación a la presencia de Dios. Leemos que el pueblo adoró en la presencia de Dios. Mientras adoraban Dios manifestó su presencia y en muchas ocasiones hizo cosas sobrenaturales. Algunos ejemplos de la Biblia son: Moisés y la gloria de Dios en el tabernáculo (Éxodo 33), la dedicación del templo de Dios (II Crónicas 5-7), cuando los enemigos vinieron a atacar a Israel (II Crónicas 20), los primeros discípulos en Pentecostés (Hechos 2) y Pablo y Silas en la prisión (Hechos 16).

El punto es que si los pastores y sus equipos diseñan experiencias que conduzcan al pueblo a la presencia de Dios y exprese su amor, también deben ser sensibles a la manifestación del Espíritu, de modo que si fuera necesario, modificarán el programa. Quizá sea un momento de meditación o una expresión de celebración alegre, o venir ante al altar o la manifestación de los dones o cualquier otra cosa que no fue prevista en la planificación.

Sabemos que estos momentos no ocurren en todos los servicios. Tampoco deben los pastores manipular al pueblo con experiencias artificiales del “mover de Dios” que conduzcan al desorden. Tan sólo deben ser sensibles al mover del Espíritu en medio de la adoración y darle libertad.

Quiero aclarar que la ausencia de alguna manifestación visible del Espíritu no implica que haya estado ausente del servicio. Si el proceso de organización estuvo lleno del Espíritu y fue guiado por el Espíritu, equipará a la iglesia y a los pastores para que sean más sensibles a sus movimientos espontáneos. Una cosa no sustituye a la otra; en cambio, trabajan juntas para que la iglesia dé su mejor expresión de amor hacia Dios.

No existe un solo tipo de culto. Ya sea un culto con himnarios o “canciones alegres”, mi humilde opinión es que para que seamos eficaces en la adoración, debemos vivir de un modo intachable y ser ejemplos para que la gente exprese su amor a Dios y deje que se mueva como le plazca.

El Dr. Mark L. Walker es pastor de la Iglesia de Dios de Monte Parán-Norte en Marietta, Georgia. www.mtparan.com.

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