“El Señor no mira lo que mira el hombre; pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero el Señor mira el corazón”. Esta cita de 1 Samuel 16:7 nos recuerda que nunca es tarde para servir a Dios.

A lo largo de nuestras vidas, podemos sentir que ya es demasiado tarde para entregarnos a Dios y servirle. Tal vez hayamos pasado por momentos difíciles o tomado decisiones que nos alejaron de él. Pero Dios siempre está dispuesto a recibirnos y a perdonarnos.

No importa cuántos años tengamos, cuál sea nuestro pasado o nuestro presente. Siempre es un buen momento para acercarnos a Dios y comenzar a servirle. Él nos invita a hacer su voluntad y a ser instrumentos de amor y paz en este mundo.

Incluso en la vejez o en los últimos años de vida, podemos encontrar un propósito y un significado en servir a Dios. No hay límite de edad para ser útil en su obra y para ser una bendición para los demás.

Así que no importa cuánto tiempo haya pasado, siempre es el momento adecuado para acercarnos a Dios y servirle con todo nuestro corazón. Recordemos que él no nos juzga por nuestro pasado, sino que nos ama y nos invita a ser parte de su plan de salvación para la humanidad. Nunca es tarde para servir a Dios y vivir una vida llena de propósito y bendición.

Recommended Posts