por el Pastor Daniel Machado de Cuba

Pasaje Bíblico: 1 Reyes 11:1-10 (Reina Valera 1960)

Introducción:

En la actualidad, una sombría tendencia se cierne sobre la comunidad cristiana: el descuido de la vida espiritual. Este fenómeno amenaza no solo la integridad de la fe, sino también la salvación eterna del creyente. Bajo el prisma de “El Descuido Espiritual”, este sermón se adentra en las causas y consecuencias de este fenómeno, tomando como ejemplo la vida de Salomón, uno de los personajes bíblicos más emblemáticos.

I. Causas del Descuido Espiritual

Relacionarse con aquello que Dios no aprueba:

Salomón sucumbió ante el encanto de sus amantes, olvidando su devoción a Dios. Recordemos que Dios ama al pecador, pero aborrece toda practica de pecado.

Tozer, A. W. (1961) argumenta que Dios desea que sus seguidores se alejen de todo aquello que es contrario a Su naturaleza y enseñanzas, lo cual incluye las relaciones pecaminosas (Tozer, A. W. The Knowledge of the Holy. New York: Harper & Row, 1961).

Caminar fuera de la voluntad de Dios:

Salomón se desvió de la voluntad divina, sumiéndose en un camino de perdición. Muchos creyentes, a sabiendas de que están alejados de la voluntad de Dios, continúan en esa senda errónea.

Swindoll, C. R. (2001) explica que alejarse de la voluntad de Dios puede conducir a la confusión, el sufrimiento y la pérdida de la comunión con Dios (Swindoll, C. R. The Mystery of God’s Will. Nashville, TN: W Publishing Group, 2001).

Amar lo que Dios no ama:

El amor de Salomón se inclinó hacia aquello que Dios no amaba, olvidándose del primer y más grande mandamiento: amar a Dios por sobre todas las cosas.

Wilkinson, B., & Kopp, D. (2000) enfatizan la importancia de buscar y amar las cosas que Dios ama, y evitar poner el corazón en aquello que Dios desaprueba (Wilkinson, B., & Kopp, D. Secrets of the Vine: Breaking Through to Abundance. Sisters, OR: Multnomah Publishers, 2000).

Dedicar tiempo a lo que Dios no valora:

Salomón invirtió su tiempo en actividades que no agradaban a Dios, trayendo consigo consecuencias nefastas. Como creyentes, debemos usar nuestro tiempo con sabiduría y en actividades que honren a Dios.

Blackaby, H. T., & Blackaby, R. (2001) subrayan que los líderes espirituales deben enfocar sus esfuerzos en actividades que honren a Dios y promuevan Su reino (Blackaby, H. T., & Blackaby, R. Spiritual Leadership: Moving People on to God’s Agenda. Nashville, TN: B&H Publishing Group, 2001).

II. Consecuencias del Descuido Espiritual

Debilitamiento espiritual:

El descuido de la vida espiritual nos expone a las asechanzas del enemigo, que busca devorar a quienes se encuentran debilitados en su fe.

Sande, K. (2004) señala que el descuido espiritual puede debilitar nuestra fe, haciéndonos más vulnerables a los ataques del enemigo (Sande, K. The Peacemaker: A Biblical Guide to Resolving Personal Conflict. Grand Rapids, MI: Baker Books, 2004).

Esclavitud al pecado:

Al descuidar nuestra vida espiritual, terminamos convirtiéndonos en esclavos del pecado y nos alejamos de la voluntad de Dios.

Piper, J. (2003) advierte que cuando nos descuidamos espiritualmente, podemos caer en la esclavitud del pecado y alejarnos de Dios (Piper, J. Desiring God: Meditations of a Christian Hedonist. Sisters, OR: Multnomah Publishers, 2003).

Endurecimiento del corazón:

Un corazón endurecido es incapaz de escuchar y obedecer la voz de Dios, dificultando la restauración espiritual.

McDowell, J., & Belew, B. (1997) explican que un corazón endurecido no puede escuchar ni obedecer la voz de Dios, lo que dificulta la restauración espiritual (McDowell, J., & Belew, B. More Than a Carpenter. Carol Stream, IL: Tyndale House Publishers, 1997).

Pérdida de la unción del Espíritu Santo:

Cuando descuidamos nuestra vida espiritual, el Espíritu Santo se retira y nos quedamos sin su guía y protección.

Chan, F. (2008) sostiene que al descuidar nuestra vida espiritual, podemos perder la presencia del Espíritu Santo en nuestras vidas (Chan, F. Forgotten God: Reversing Our Tragic Neglect of the Holy Spirit. Colorado Springs, CO: David C. Cook, 2008).

Falta de pasión por las cosas de Dios:

El descuido espiritual nos lleva a perder el entusiasmo y la pasión por las cosas de Dios, actuando por compromiso en lugar de amor.

Keller, T. (2008) enfatiza que el descuido espiritual puede llevar a una falta de pasión y entusiasmo por las cosas de Dios, lo que nos lleva a actuar por compromiso en lugar de amor (Keller, T. The Prodigal God: Recovering the Heart of the Christian Faith. New York: Dutton, 2008).

Ira de Dios:

Descuidar nuestra vida espiritual provoca la ira de Dios, lo cual puede traer consecuencias catastróficas para nuestras vidas.

MacArthur, J. (2008) advierte que el descuido de nuestra vida espiritual puede provocar la ira de Dios y traer consecuencias catastróficas para nuestras vidas (MacArthur, J. The Gospel According to Jesus: What Is Authentic Faith? Grand Rapids, MI: Zondervan, 2008).

Muerte espiritual:

El descuido espiritual, en última instancia, nos lleva a la muerte espiritual, lo que significa la pérdida de nuestra conexión con Dios y la posibilidad de salvación.

Stott, J. R. W. (2001) expone que el descuido espiritual, en última instancia, puede llevarnos a la muerte espiritual, lo que significa la pérdida de nuestra conexión con Dios y la posibilidad de salvación (Stott, J. R. W. The Cross of Christ. Downers Grove, IL: InterVarsity Press, 2001).

Conclusión:

Amados hermanos y hermanas en Cristo, nuestras vidas son de inmensurable valor ante los ojos de Dios, quien anhela con fervor nuestra salvación y bienestar. Sin embargo, es imperativo recordar que solo aquellos que luchan con valentía y determinación pueden alcanzar el Reino de los Cielos. Es necesario fortalecernos, mantenernos vigilantes y orar para resistir las tentaciones. Un creyente no debe descuidar su vida espiritual, ya que el riesgo es extremadamente alto y podría costarle la salvación eterna.

El descuido espiritual se manifiesta cuando nos relacionamos con lo que Dios desaprueba, nos alejamos de Su voluntad, amamos lo que Él no ama y dedicamos nuestro tiempo a lo que Él no valora. No permitamos que las graves consecuencias del descuido espiritual afecten nuestras vidas. Seamos de aquellos que no solo escuchan la Palabra de Dios, sino que también la guardan y la aplican en su vida diaria. Al hacerlo, nos acercamos a Dios y aseguramos nuestra relación con Él, evitando los peligros y las consecuencias de un descuido espiritual.

Por lo tanto, es hora de despertar y prestar atención a nuestras vidas espirituales. Sumérjase en la Palabra de Dios, fortalezca su comunión con Él a través de la oración y busque Su voluntad en todo lo que haga. No permita que el descuido espiritual lo aleje de la presencia de Dios y de la vida eterna que nos ofrece a través de Jesucristo, nuestro Salvador. Enfrentemos las tentaciones y las pruebas con valentía y determinación, asegurando nuestro lugar en el Reino de los Cielos y disfrutando de la paz y la alegría que solo Dios puede brindarnos.

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