La Biblia nos enseña que Dios es el único y verdadero Dios, quien nos ofrece vida eterna a través de su amor y misericordia. En Juan 3:16, se nos dice: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree no se pierda, sino que tenga vida eterna”. Esto significa que Dios nos ama tanto que envió a su hijo Jesús a morir en la cruz por nuestros pecados, para que podamos tener vida eterna junto a él.
La vida eterna no solo se refiere a una vida después de la muerte, sino también a una vida plena y abundante aquí en la tierra. En Juan 10:10, Jesús dijo: “Yo he venido para que tengan vida, y la tengan en abundancia”. Esto nos muestra que Dios no solo nos ofrece la promesa de una vida después de la muerte, sino que también desea que tengamos una vida llena de paz, gozo y propósito aquí en la tierra.
Además, en Juan 14:6, Jesús nos dice: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre sino por mí”. Esto nos muestra que la única forma de obtener vida eterna es a través de Jesús, quien murió y resucitó para salvarnos. No hay otro camino para llegar a Dios y tener vida eterna.
En resumen, Dios nos ofrece vida eterna a través de su amor, sacrificio y gracia. Su deseo es que todos podamos disfrutar de una vida plena y abundante aquí en la tierra y luego vivir eternamente junto a él en el cielo. Aceptemos su regalo de vida eterna a través de Jesús y vivamos cada día con la esperanza de un futuro glorioso en su presencia.